En el último año la Mutualidad de la Abogacía ha dado un paso más en cuanto a su comportamiento con el entorno, es decir, con la sociedad y los ciudadanos.

La premisa es situar este compromiso de responsabilidad social como elemento transversal en el corazón de la estrategia de la Mutualidad.

Para ello ha creado un Plan de Actuación que contiene programas a largo plazo, con objetivos de responsabilidad y eficiencia que resulten medibles.

La puesta en práctica del Plan ha estado precedida del análisis del punto de partida y posteriormente se ha medido y evaluado el impacto de la entidad en la sociedad para transformarlo en una oportunidad de aportar experiencias positivas en este entorno.

En esta línea, y según explica el director general de la Mutualidad, Rafael Navas, “hemos decidido dar un paso más, salir de nuestra zona de confort a través de una contribución activa y voluntaria, más allá de las obligaciones legales”.

Los inversores de todo el mundo entienden que solo quienes consideren los riesgos sociales y medioambientales, serán capaces de pervivir a largo plazo.

Y si bien hace casi 70 años que la Mutualidad respeta los criterios de sostenibilidad en el seno de sus actividades, la meta es crear oportunidades para revertir a la sociedad los valores que se vienen aplicando a los largo de su historia.

Plan con tres pilares para el progreso

La Mutualidad tiene claro que “cambiar es sinónimo de progreso”. Por eso, el Plan de Actuación se desarrolla en tres áreas: económica, medioambiental y social.

La primera supone generar riqueza en la sociedad, mantener una política equilibrada de los beneficios y una reinversión en la Mutualidad, como hasta ahora, pero también en la sociedad.

En cuanto a la medioambiental, el compromiso es minimizar los recursos que se emplean del medioambiente y el impacto que en él se produce.

Finalmente, la responsabilidad social atiende a las necesidades de las personas y al cambio de las relaciones de desigualdad presentes en nuestra sociedad.